El Atlético se quema ante el Girona. (1-1)

El Atlético de Madrid volvió a patinar en casa. Por segunda vez en tres días, el cuadro rojiblanco fue incapaz de mantener la ventaja en el marcador. El Sevilla dio la vuelta al partido. El Girona empató. El gol de Griezmann no fue suficiente para dejar los tres puntos en casa. Volaron dos con el de Portu, ya con el francés y el Diego Costa en el vestuario. Jugó con fuego Simeone y el equipo colchoneros. Y se quemaron.
El Atlético salió con ímpetu, fuerte, intenso, presionando arriba al Girona y queriendo llegar rápido a la meta de Bono. Buscaban los rojiblancos un gol rápido y demostrar que lo del miércoles ante el Sevilla sólo fue un accidente. No se había llegado al minuto de juego y Griezmann ya había disparado a puerta, con una volea que atrapó el ex guardameta colchoneros sin problemas.
Seguía intenso el cuadro madrileño, con un doble pivote formado por Thomas y Saúl (Gabi y Koke comenzaron en el banquillo) que trataba de dar fluidez en las salidas del balón. Correa, que partió por la derecha pero se movió por todo el frente de ataque, pidió penalti en el 8’, pero no lo pareció. Fue el argentino, algo después, el que tuvo la mejor ocasión hasta el momento. Thomas sacó el balón limpio para Griezmann, que vio la entrada de Correa, que se quedó mano a mano ante Bono. No lo hizo mal Ángel, que buscó picarla. Pero es que el marroquí lo hizo mejor. Salió muy rápido para tapar huecos y luego metió la mano para mandar la bola a córner.
Había avisado el Atlético, el único que buscaba la meta contraria, pues el Girona apenas había pisado los dominios de Oblak. No había muchas noticias de Diego Costa Griezmann, aunque cada vez que el hispano-brasileño cogía el balón, había sensación de que algo podía pasar. Se buscan constantemente ambos, y en una de las primeras que se encontraron de verdad, llegó el 1-0. Robó un balón el francés desde el suelo, que llegó a Thomas, para que el ghanés metiera un gran balón picado al desmarque de Costa, que la dejó de cara para que Griezmann empujara a la red sin oposición. Sin oposición, porque Bono, en su salida, se le había llevado por delante. Pudo ser penalti y tarjeta ‘naranja’, pero acabó en gol. No hubo fuera de juego. Merecido por ocasiones.
El tanto espabiló al Girona. Machín dio un paso al frente y el cuadro catalán se metió en el campo del Atlético, que tuvo unos minutos de zozobra en los que era incapaz de despejar el balón. La solución: balón a Diego Costa. Que la parase, la aguantase, para que saliera el equipo o para que recibiera una falta.
Justo antes del descanso llegó la única del Girona, en un balón que le quedó franco a Portu, cuyo remate fue blando y detuvo Oblak sin demasiadas complicaciones.
Tras la reanudación, el Atlético salió en busca del segundo, con un Girona que cambió al portero. Bono se dañó el muslo en la jugada del gol, cuando arrolló a Costa, y no pudo continuar. Iraizoz entró en su lugar. No pasaba nada, más allá de una arrancada del de Lagarto o un disparo lejano de Borja García.
Simeone comenzó a pensar en Sevilla a la hora de juego, retirando a Diego Costa para meter a Gameiro. Y justo después, Carrasco tuvo la sentencia en un mano a mano con Gorka, pero no estuvo acertado.
El Atlético no cerraba el partido y el Girona mantenía intactas sus opciones. El Cholo quitó también a Griezmann en el 70’ y metió a Koke, queriendo fortalecer el medio.
Pero no salió el plan, porque en la jugada siguiente, y después de un aviso catalán en forma de falta que sacó Oblak, llegó el empate. Koke despejó mal, muy mal. Tanto, que el balón cayó dentro del área del Atlético. Toque de cabeza de Bernardo y el balón para Portu, con Savic rompiendo el fuera de juego, para que no perdonase ante la salida del esloveno. Empate. Con malas sensaciones. Con muchas prisas. Y sin Griezmann ni Costa.
Se había crecido el Girona, claro. Y las imprecisiones hacían acto de presencia en el juego de los colchoneros. Lo buscaba el Atlético, y Simeone quitó a un Vrsaljko que se había jugado la expulsión para dar entrada a Vitolo, que debutaba en Liga. Se volcaron los rojiblancos en busca del tanto salvador. Pidió Thomas penalti por una mano de Ramalho, pero el balón llegaba rebotado de la pierna del defensor.
El Girona estuvo a punto de culminar la sorpesa con una galopada de Olunga que frenó Oblak en falta, saliendo a la desesperada.
No hubo tiempo para más. Otro tropiezo del Atlético. Por segunda vez en tres días, el cuadro colchonero fue incapaz de mantener su ventaja. Mal el equipo. Mal el banquillo. Y el Girona encontró su premio en el Metropolitano.

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